Procusto era un personaje de la mitología griega que ofrecía posada a los viajeros, a quienes obligaba a acostarse en una cama de hierro, donde, si eran más largos que la cama, les cortaba la parte sobrante de las piernas, y si eran más pequeños, los estiraba, descoyuntándolos, hasta que calzaran con el espeluznante catre.
El síndrome de Procusto es el reino de la subjetividad individual. En cada Procusto hay un fundamentalista, inmune a argumentos y razones. Es la antítesis del diálogo.
Este síndrome es la incapacidad para reconocer como válidas las ideas de otros, por miedo a ser superado profesionalmente por subordinados o integrantes de su equipo, poniéndoles todas las trabas posibles a aquellos que sobresalen o tienen talento, y rodeándose de mediocres, anteponiendo los intereses personales a los de la institución y haciendo a veces que los pacientes sufran las consecuencias.
Históricamente, los ambientes opresivos de trabajo se han vuelto parte de la cultura de la enfermería, y hasta hoy forman el común de sus líderes dando espacio para que el síndrome de Procusto ocurra (desde la facultad de enfermería) y sea normalizado entre compañeros y superiores.
Suele presentarse por altos cargos, o mandos medios, los cuales harán todo lo posible para que un subordinado no pueda brillar, aunque se puede dar en compañeros del mismo nivel donde el de mayor antigüedad bloquea a los novatos o con menor experiencia.
Sus acciones coercitivas se basan en su imposibilidad de reconocer las capacidades de los otros, el temor a ser sobrepasados en sus condiciones profesionales, el recelo a la verdad explicada por su prójimo y la envidia.
Frases como: “Aquí hacemos las cosas de esta manera” o “Eso no es lo que hacemos aquí”, son enfocada en hacer las cosas de una manera única y no dar espacio para la innovación o la creatividad.
¿Cómo es un “Procusto Moderno”?
Suelen someter, controlar y manipular a sus subordinados con diferentes técnicas y siempre priman sus propios intereses. Las personas con este síndrome son rígidas en su forma de trabajar, resistentes al cambio, y siempre buscan algún rédito personal y profesional en aquello en lo que participan.
Ante quienes perciben
como “amenaza” suelen:
- Desvalorizar
- Gritar
- Aíslar
- Manipular
- Estigmatizar
- Menospreciar
- Discriminar
- Acosar
- Ignorar
- Críticar excesivamente
- No colaborarles
- Difundir rumores de ellos
- Desvirtuar sus ideas o apropiárselas
El síndrome puede afectar mayormente el ámbito laboral, pues produce:
- Fuga de talentos
- Desmotivación
- Bajo compromiso
- Ansiedad
- Desconfianza hacia si mismo y
el entorno laboral - Falta de colaboración
- Baja eficiencia del trabajador
- Disconformidad con el ambiente
laboral - Altas tasas de rotación